El Secretariado Permanente del Comité Confederal de CGT valora positivamente cualquier subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), pero denuncia lo pacato de la medida en el contexto de inflación y enormes beneficios de las grandes empresas.
Desde la Confederación General del Trabajo (CGT) nos preocupa la alegría con la que las direcciones de los sindicatos UGT y CCOO y el Ministerio de Trabajo y Economía Social, a través de sus representantes Pepe Álvarez, Unai Sordo y Yolanda Díaz han rubricado el acuerdo de la subida del SMI hasta los 1.080€. En CGT valoramos positivamente cualquier subida del SMI, pero juzgamos muy insuficiente los términos del acuerdo y la cantidad por la que se ha cerrado. Este acuerdo que han firmado y mostrado públicamente como un éxito, sigue sin solucionar los problemas de fondo que existen en el mercado laboral del Estado español y no compensa la pérdida de poder adquisitivo que se ha producido a raíz de la inflación.
Tras esta decisión, España se sitúa como el octavo país con el SMI más elevado, sumándose a la lista de países europeos que han decido incrementar la renta mínima, pero alejado de las cifras que manejan el resto de países vecinos. Una paradoja cuando nuestro país se presenta como la cuarta economía en importancia de la zona euro. La realidad que muestra los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA) enmienda el triunfalismo demostrado por los agentes sociales firmantes. Cuando hay sectores de la población trabajadora que no llegan al SMI y cuando resulta que esos sectores coinciden con los sectores más precarizados, lo que hace falta para CGT son medidas contundentes para que las empresas suban los salarios al mismo nivel que la inflación y así evitar que las personas trabajadoras pierdan poder adquisitivo; que esas empresas tengan medidas de conciliación que no perjudiquen a las personas que tienen que adaptar su jornada laboral a los cuidados (90% mujeres), y medidas efectivas para que su continuidad en las empresas que tienen beneficios millonarios no dependa del antojo del empresario.
A CGT le llama especialmente la atención que los sindicatos que celebran la subida del SMI son los mismos que firman convenios colectivos con subidas salariales muy por debajo del IPC y en los que la precariedad laboral es norma. Estamos a favor de la subida del SMI, pero queremos que sea equiparable a otros países europeos y que este acompañada de medidas contra las condiciones de precariedad estructurales que sufren los trabajadores y, especialmente, las trabajadoras. La subida del SMI nos parece una medida necesaria, ya que ante la situación inflacionista el incremento del SMI se situaba por debajo del aumento del nivel de precios, en términos de poder adquisitivo el SMI tenía un nivel equivalente al del año 2019. Por tanto, esta subida del 8% nos parece necesaria para los más de 2 millones de personas que cobran un salario mínimo. Sin embargo, es insuficiente. De hecho, este incremento ni si quiera alcanza la inflación promedio de 2022 (8,4%), y desgraciadamente, la realidad social, laboral, la situación de los precios de los alquileres, la última subida de tipos por parte del BCE… siguen agravando la situación socioeconómica de la clase trabajadora, por tanto, nos parece que con un salario de 1080 € es muy complicado poder vivir. En términos de poder adquisitivo, las trabajadoras con SMI verán aumentar su salario en términos nominales, pero en términos reales, sufrirán una pérdida de poder de compra del 0,4%.
El SMI afecta a más de dos millones de trabajadores y trabajadoras. Con una incidencia mucho mayor entre las mujeres (18,2% de las asalariadas), que casi duplica a la de los hombres (un 10% de los asalariados). Una realidad que responde a la infravaloración de las condiciones laborales donde hay mayor presencia de las mujeres. Las subidas no han conseguido cerrar la brecha salarial ni la lógica empresarial machista. Además, el SMI tiene una incidencia mayor en las personas jóvenes (30%), que ven como el acceso al mercado laboral es una trampa de precariedad. Más de un tercio de los jóvenes están sujetos al Salario Mínimo, que es insuficiente para la emancipación e independencia de los jóvenes, que en España es cada vez más tardía (29,8 años), muy superior al promedio europeo.
Por si fuera poco, la incidencia del SMI estimado es mayor en mujeres y jóvenes, que además son aquellas personas con mayor temporalidad y parcialidad en sus contratos. Lo que hace que en muchos de estos casos, el salario anual de esos colectivos esté muy alejado del cómputo que podríamos tener en mente de lo que significa el Salario Mínimo (1.080€ por 14 pagas). El 21% de las personas que tienen un contrato temporal, cobran el salario mínimo, por ello, son de las personas más afectadas por esta circunstancia. A pesar de todo, el SMI sigue sin llegar al 60% de la Renta media, algo que el gobierno pactó al inicio de esta legislatura. Según los últimos datos publicados el pasado mes de noviembre de 2022, el salario medio en 2021 se situó en 2.086,8 euros, por lo que el actual incremento del SMI representa el 51,77%. Por último desde CGT queremos recordar, que las subidas del SMI siguen desindexadas, haciendo que otros muchos trabajadores que antes veían como su salario subía en proporción al SMI queden sin efecto por estas reformas. Frente a estos datos, desde CGT manifestamos nuestra decepción por una medida que debería ser mucho más ambiciosa y justa, con la firme voluntad de desterrar la precariedad como lógica de vida que afecta a una parte importante de la clase trabajadora de nuestro país.