«Socialmente, la crisis no admite otra salida que el reparto, igual que ecológicamente requiere el freno al desarrollismo ilimitado y a los incrementos de necesidades y consumos individuales.»
“La reivindicación de que la crisis la paguen los ricos es legítima ; la de que no la paguen los pobres es imprescindible, es de justicia. La primera puede servirnos de coartada para defender el nivel de consumo de los más establecidos ; la segunda nos exige arriesgar más, poniendo sólo en un segundo plano la defensa la defensa de nuestro poder adquisitivo.”
(extractos del Editorial)