El Conselleiro de Industria y Economía puso este 8 de agosto en práctica el viejo dicho: “Donde dije, digo, digo Diego”. En esta ocasión, para las trabajadoras de Alfageme y para la CGT, la esperanza es que resulta mejor el Diego que el “digo” primero, sobre todo porque el “Diego” le había sido exigido al Conselleiro el día anterior por la CGT, tras abordarlo ante las puertas de la Diputación de Pontevedra

Lástima que resulte difícil fiarse de quien usa de estas prácticas, tanto cuando dice “Digo” como cuando dice “Diego”. Y por ello, la CGT mantiene todas las cautelas imaginables, antes de asegurar que estamos ante el final positivo de nuestra larga lucha, en defensa de los puestos de trabajo y la actividad industrial conservera en la comarca.

Lástima que resulte difícil fiarse de quien usa de estas prácticas, tanto cuando dice “Digo” como cuando dice “Diego”. Y por ello, la CGT mantiene todas las cautelas imaginables, antes de asegurar que estamos ante el final positivo de nuestra larga lucha, en defensa de los puestos de trabajo y la actividad industrial conservera en la comarca.
Esta es la circunstancia puesta de manifiesto tras la cita –conseguida por la acción de la CGT en la Diputación- del Conselleiro de Economía, Javier Guerra, a los tres sindicatos con presencia en Alfageme y celebrada ayer, 8 de agosto, en Cambados.
El lunes de esta misma semana el Conselleiro, había reiterado ante todos los medios de comunicación que “tras haber hecho efectivo el pago de los 33 millones de euros de avales el destino de Alfageme quedaba en manos exclusivas de la administración judicial y que a la Xunta nada le restaba que hacer”. Sin embargo, la CGT, en el escrito que le entregó en mano al Conselleiro el martes – a él y a todos los medios de comunicación- le recordábamos que en absoluto su responsabilidad en el fraude social habido y, por tanto, en la resolución del conflicto, se había acabado. No bastaba con pagar con dinero público los avales firmados a la Banca privada. Según la CGT, la Consellería estaba obligada a continuar dando pasos hacia delante, en concreto poniendo a disposición los bienes adquiridos tras el pago de los avales (las fábricas de Vilaxoán y Ribadumia, además de la marca Miau) a disposición del único proyecto industrial que contemplaba el reinicio inmediato de la actividad conservera y la ocupación de toda la ex plantilla de Alfageme, con garantía de todos sus derechos económicos y laborales adquiridos.
La reunión de antesdeayer, en Cambados, fue, en muchos aspectos, digna de figurar en un esperpento valleinclanesco. La Consellería había citado a los sindicatos –CGT, Comisiones y CIG- advirtiéndoles de que no se admitiría que se incorporase a la reunión más de un miembro de cada sindicato. Al entrar nos topamos que en la mesa, frente al lugar en que debíamos sentarnos los tres ‘sindicalistas’, estaban el Conselleiro, el Director del IGAPE, el Presidente de la Diputación de Pontevedra, todos los alcaldes de los Concellos de la Comarca y unos cuantos cargos más. Un verdadero despropósito.
Inicia su exposición el Consellerio para asegurar que la Consellería estaba dispuesta a dar pasos necesarios hacia delante, entre ellos, básicamente habilitar un procedimiento para “traspasar sus derechos sobre la marca Miau y las naves de Vilaxoán y Ribadumia -bienes de los que ahora es el principal acreedor, tras el pago de los avales- a través de la apertura de un proceso público al que se podrán presentar las empresas del sector conservero interesadas en tomar las riendas de Alfageme”. Claro está que para lograr hacerse con Alfageme las empresas aspirantes deben reunir las condiciones aprobadas ayer por el IGAPE (y también las planteadas por la CGT, finalmente pactadas por todos los sindicatos con el grupo Consorcio, en lo que se refiere a la plantilla): mantener un capital social de 2 millones de euros durante un mínimo de diez años, la imposibilidad de vender los bienes en 10 años, conservar 150 empleos durante cinco años y al menos cien durante una década, ofreciéndoselos a la explantilla de Alfageme. Asimismo, la empresa aspirante debe tener una antigüedad mínima de diez años en el sector conservero. Evidentemente, todos estos requerimientos representan en sí mismos una alusión clara y contundente al grupo cántabro Consorcio, cuya oferta, proyecto y realidad empresarial se sitúan como ‘suelo’ del concurso.
Estas declaraciones del Conselleiro van en la dirección de lo que la CGT le venía exigiendo desde hacía al menos un mes y se lo había recordado, por escrito una vez más, el día anterior.
Los detalles de ese procedimiento contemplan que, a partir de ahora, será el IGAPE (Consellería de Economía), conjuntamente con el Juzgado de lo Mercantil nº 3 de Vigo, el organismo que dirija el proceso que busca resolver el conflicto laboral de Alfageme. A partir de la publicación de las bases del Concurso (no una mera “subasta”), las sociedades interesadas dispondrán de un plazo de 15 días para hacer llegar al IGAPE sus propuestas, que dispondrá de cinco días para estudiarlas e informar a los administradores concursales de la mejor opción. Finalmente, el Juzgado procederá a la adjudicación definitiva …, de modo que -¡Si nada ni nadie lo tuerce, como ya ha ocurrido en anteriores ocasiones!- las trabajadoras podrán estar en su puesto de trabajo, después de cinco años de lucha, a mediados de septiembre o principios de octubre.
Para la CGT y las trabajadoras de Vilaxoán esta reunión -¡más allá del desvergonzado y ridículo intento de rentabilizarlo políticamente!- representó un paso hacia delante en la solución de esta larga lucha. No obstante, las duras experiencias pasadas indican que todas las cautelas están justificadas y que la movilización sindical no debe cejar, sino mantenerse, hasta el momento mismo en que se abran las puertas de las fábricas de Vilaxoán y Ribadumia y las trabajadoras puedan celebrarlo.
NOTA de última hora: Las condiciones que deben reunir las empresas que deseen hacerse con Alfageme, ya están colgadas en la página web del IGAPE.

Comité Local CGT Pontevedra-Arousa


Fuente: CGT Galicia

Vilagarcía. Un paso más hacia la solución de Alfageme