Concentración Martes 19 a las 11 horas en la oficina principal del Banco de Santander en Barcelona, paseo de Gracia 5

El pasado 11 de septiembre más de 100 antidisturbios desahuciaron de su vivienda en el barrio madrileño del Pilar, a Amaya, una trabajadora de 31 años que no podía hacer frente al alquiler abusivo exigido por la inmobiliaria. Había estado un tiempo en paro y encontró trabajo en la empresa de telemarketing Konecta, de la que el banco de Santander, entre otros, es un cliente muy importante.

El pasado 11 de septiembre más de 100 antidisturbios desahuciaron de su vivienda en el barrio madrileño del Pilar, a Amaya, una trabajadora de 31 años que no podía hacer frente al alquiler abusivo exigido por la inmobiliaria. Había estado un tiempo en paro y encontró trabajo en la empresa de telemarketing Konecta, de la que el banco de Santander, entre otros, es un cliente muy importante.

Una semana antes, Amaya, había pedido a la empresa un cambio de turno para poder asistir a su desahucio, dejando muy claro que era por índole judicial y que en caso de denegárselo le sería imposible acudir al trabajo. La respuesta de su coordinadora fue “no creo que sea posible, aunque ya eres mayorcita y conoces tus responsabilidades. Ese día no puedes faltar”. Amaya se enfrentó a su desahucio con un doble temor: perder la casa y el trabajo.

A pesar de la respuesta popular, Amaya se quedó en la calle gracias a que los antidisturbios que tomaron el barrio desde primera hora de la mañana. Debido a la extraordinaria tensión de la situación, acabó psicológicamente destrozada y el médico de cabecera le dio unos días de baja para recuperarse. Tras aquel shock, Amaya, luchó para seguir adelante y conservar su empleo, mientras continuaba peleando para que Laudea, la inmobiliaria, condonase su deuda.

El pasado 25 de octubre, de forma totalmente imprevista, Amaya fue despedida por acumulación de faltas. La carta de despido, señala el día de su desahucio y los posteriores de bajas médicas como el motivo de la extinción del contrato. Aunque la empresa reconoce que las ausencias están justificadas (con presentación del informe médico pertinente), se escuda en que la Reforma Laboral aprobada el pasado año les permite hacerlo.

Inmediatamente Amaya se ha puesto en contacto con la sección sindical de CGT en Konecta, que se dispone a elaborar una demanda por despido improcedente o nulo.

Sin embargo, más allá del plano judicial, CGT hemos lanzado una campaña pública para denunciar a Konecta y a sus clientes. Los despidos improcedentes y los abusos contra las trabajador@s son una constante en el sector del telemarketing y en esta empresa en particular. La precarización de las condiciones laborales, impulsada por la última Reforma Laboral, sitúa en la más absoluta indefensión a los miles de trabajadores que conforman este nuevo proletariado de teclado y teléfono. El despido de Amaya es tan sólo un ejemplo de hasta dónde están dispuestos a llegar, convirtiendo la tragedia de un desahucio en pretexto “objetivo” para rescindir un contrato.

CGT exigimos la inmediata readmisión de Amaya, estando dispuestos a utilizar las vías jurídicas y la acción directa para lograrlo.

Hasta que Amaya sea readmitida vamos a señalar pública y notoriamente a los responsables, acudiendo a sus puertas, e informando a sus clientes y presionando a los principales accionistas de Konecta.


Fuente: CGT-Prensa Barcelona

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