Desde este fin de semana se están produciendo amplios bombardeos por parte de Turquía sobre distintas zonas del Kurdistán: desde Shehba a Kobane y Derik en Rojava (el norte de Síria), a Shengal donde vive población yazidí en Irak, y las montañas de Qandil en el Kurdistan del sur (el norte de Irak).
El terrible atentado en el que murieron varias personas en Turquía el pasado 13 de noviembre en la calle Istiklal de Estambul ha dado lugar a acusaciones del gobierno turco del AKP-MHP hacia el movimiento de liberación kurdo, pero éste ha dejado claro que no ha tenido ninguna responsabilidad en un atentado que está dando alas a Turquía para continuar y endurecer su política de ocupación y violencia hacia poblaciones kurdas en Bakur (zona de Kurdistan en Turquía) y éstas y otros pueblos en las zonas del norte y este de Síria (Rojava) o de Kurdistan de Irak. De hecho, con los bombardeos de este fin de semana, que apuntan a una nueva ofensiva, que el estado turco ha estado preparando desde hace un año, apunta el Comandante en Jefe de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), Mazloum Abdi.
Nos parece necesario, en un contexto de impunidad y connivencia de las grandes potencias con las políticas de guerra que ejerce Turquía que atentan continuamente contra los derechos humanos, transmitir que tanto el PKK como las Unidades de Defensa del Pueblo (YPG) de Rojava han emitido comunicados muy claros alegando que no han tenido ninguna responsabilidad en el atentado.
De hecho, el PKK – organización que desde 1978 lidera el movimiento de liberación kurdo- tiene una postura clara en contra de los ataques dirigidos a civiles y está llevando a cabo una campaña para que se retire su nombre de la lista de organizaciones terroristas. Por lo tanto, el rechazo del uso de la violencia contra la población civil forma parte de unos principios, definidos como confederalismo democrático, que conllevan una acción de defensa de la liberación de la mujer, de los pueblos y de las personas trabajadoras, y por lo tanto, de un modelo democrático, plural y anticapitalista donde la violencia hacia las personas del pueblo no tiene ningún lugar.
Por su parte las YPG y las YPJ, en el marco actualmente de las SDF (Fuerzas Democráticas Sirias), se definen claramente como fuerzas de autodefensa y han tenido un papel clave en la liberación de muchas áreas del norte y este de Siria del Estado Islámico, como Kobane o Raqqa, o en la protección de la población yazidí que huía en 2014 del genocidio de ISIS. Han expresado que “todo el mundo sabe que el principio de nuestras fuerzas se basa en la protección de los derechos humanos y la lucha contra el terrorismo. Condenamos cualquier forma de ataque dirigido a los civiles. Nuestras fuerzas luchan en el contexto de la democracia, los derechos humanos y de la mujer, y la lucha contra el terror y la dictadura».
Donde sí es evidente la violencia ejercida de forma sistemática, generando terror constante es en las políticas ejercidas por el gobierno turco del AKP-MHP: crímenes contra la humanidad como el uso de armas químicas en las zonas del norte de Irak (o Bashur); la ocupación de territorio del norte y este de Siria (o Rojava), en Afrin y Sêrekaniye y Gire Spî; los ataques constantes a las zonas ocupadas y al resto del territorio con bombardeos, drones, asesinatos selectivos a personas activas políticamente o secuestros; el control del flujo de agua de los ríos Tigris y Eufrates que da lugar a sequías; las más de 4.000 personas encarceladas del partido opositor, de izquierdas y pro-kurdo HDP en Turquía, entre otras tantas agresiones diarias.
Tanto en los territorios ocupados y amenazados de la zona por Turquía, como a nivel internacional, hay múltiples acciones de denuncia de las acciones de guerra turcas que están poniendo cada vez más entre las cuerdas a un gobierno que necesita legitimarse de la forma más brutal posible, con un atentado donde han muerto y resultado heridas muchas personas. Al final, sea como sea, es la población, en un lado y otro de la frontera, la que sufre las consecuencias de las políticas de un régimen fascista.
Debemos estar muy alerta, denunciar y movilizarnos, porque apuntando hacia Rojava en la autoría del atentado, el estado turco está tratando de justificar un ataque aún más brutal a esta zona, después de meses de guerra química y masacres en las montañas del Kurdistán y los bombardeos en el norte y este de Siria. La solidaridad es más importante que nunca.
Desde todos los lugares las personas que anhelamos un mundo nuevo como el que se está construyendo con la revolución de Rojava, y des de CGT, queremos apoyar la solución democrática y confederal del norte y este de Siria, y apoyar a una población que lucha, y es un ejemplo de resistencia, desde las ideas, la libertad, la comunalidad, la igualdad, la pluralidad, la autodefensa y nunca desde la destrucción como la que promueven estados y grupos fundamentalistas, imperialistas y coloniales.
Secretaría de Relaciones Internacionales de CGT.