La políticas de ajuste, robo y expoliación que desde el 2008 toda la clase política vienen imponiendo con saña y crueldad a las poblaciones de la U€ de los mercaderes, es decir, de las grandes corporaciones y multinacionales, ha supuesto no sólo echar al “cubo del desperdicio” su “estrategia europea 2020”, que preveía reducir en 20 millones las personas con riesgo de pobreza y/o exclusión social para el 2010, sino que han sumado 9 millones de personas más, encontrándonos que en el 2012, el 24,8% de las personas que “vivimos” en la U€ 28, se encontraban en riesgo de pobreza y/o exclusión, es decir nada menos que 124,2 millones de personas.
En el Estado Español, fuera del “país de las maravillas de Rajoy y de los grandes empresarios de las empresas del Ibex 35 o el Club de la Competitividad que venden marca “España”, la población en riesgo de pobreza y/o exclusión en el 2013 se sitúa en una tasa del 27,3%, es decir, más de 12 millones de personas.
En el Estado Español, fuera del “país de las maravillas de Rajoy y de los grandes empresarios de las empresas del Ibex 35 o el Club de la Competitividad que venden marca “España”, la población en riesgo de pobreza y/o exclusión en el 2013 se sitúa en una tasa del 27,3%, es decir, más de 12 millones de personas.
La crueldad de la cifra, se hace aún más dramática porque no todas las personas son echadas al “cubo de los desperdicios” por igual: los menores de 16 años, es decir, niños y niñas, sufren más pobreza y más exclusión (el 31,9%), que las personas entre 16 y 64 años (el 29,5%), y quienes menos pobreza y exclusión soportan son los mayores de 65 años (el 14,5%).
¿Cómo es posible que los mayores de 65 años sean los “menos pobres”, cuando más del 51% de los casi 9 millones de pensionistas tienen pensiones por debajo del Salario Mínimo Interprofesional (8.826€ anuales)?
Porque las políticas de ajuste, robo y expoliación, permiten bajar los salarios, es más, lo exigen; permiten reducir las prestaciones de desempleo; encarecen la sanidad pública y encarecen la educación, obligando a las personas a incrementar sus gastos en cubrir necesidades básicas para la vida, detrayéndoselo de recursos escasos (rentas de trabajo muy disminuidas y prestaciones sociales exiguas y cortas en el tiempo), siendo los pensionistas quienes han sufrido menores recortes, y siendo éstos quienes se están convirtiendo en la única “red solidaria” ante la desaparición y desmantelamiento del “estado asistencial”.
A pocos días del “circo de las elecciones a esa U€”, los poderosos, los políticos y, sobre todo las grandes patronales europeas, no han variado ni un ápice sus políticas de “robo por expropiación de derechos y libertades” y así, para los estados del sur, España entre ellos y de manera muy destacada, se le dice lo que debe seguir haciendo: bajar más los salarios, subir el IVA super-reducido, bajar a los patronos sus cotizaciones sociales y sus obligaciones con la hacienda Pública, al disminuir sus impuestos de los negocios (Impuesto de Sociedades).
La realidad es “asquerosamente real”: cada vez más empobrecidos/as y cada vez más millones de personas condenadas a la exclusión y a la miseria.
La “alegría en las calles de Rajoys y Sorayas” y de que “ahora las poblaciones vuelven a sentir que sus sacrificios tienen recompensa”, no sólo es mostrar el más absoluto desprecio por las personas (millones y millones) que lo pasan muy mal, material y anímicamente, sino que se convierte en la burla más despreciable y la violación más “criminal” contra la ética, la inteligencia y la vida de todos nosotros y nosotras.
Sus reglas jurídico formales, las del estado español y las de esa U€ de los mercaderes y los poderosos, no pueden ser modificadas desde el “hecho del voto”, como ha sucedido hace pocos días y como ha venido sucediendo históricamente.
Sus reglas formales sólo avalan un orden social basado en la barbarie, pues construyen un mundo de exclusión de la mayoría social y avanzan a pasos agigantados hacia la destrucción de las bases de la convivencia social y medioambiental.
La mayoría social de esta U€ tiene que romper con esas reglas formales y, la lucha, la movilización social, lo mismo que logró derechos sociales en esa Europa antigua, ahora tenemos que dar un paso adelante y hacer del conflicto social y generalizado, la única política. Nos va en ello la vida a nosotros y nosotras y al planeta.