La CGT hace un llamamiento al conjunto de la clase obrera para fortalecer el compromiso antifascista y rechazar públicamente las actividades de grupos de presión ultraderechistas. El fascismo avanza si no se le combate.

En los últimos días estamos viendo como en las calles de distintas ciudades del Estado español grupos de ultraderecha están haciendo apología del fascismo con motivo del rechazo a las negociaciones del gobierno por una posible “amnistía” en relación al procés catalán. Desde el Secretariado Permanente de CGT queremos remarcar nuestro rechazo frontal a estos grupos, que están movidos por intereses que nada tienen que ver con los de la clase trabajadora y que, muy al contrario, actúan precisamente en contra de la misma. El fenómeno no es nuevo, en nuestro país la lucha contra el fascismo ha sido una constante desde que se comenzó a organizar la clase obrera para cambiar el sistema de explotación capitalista a finales del siglo XVIII. En su momento fue la patronal la que alimentó estos grupos como fuerzas de choque contra la autoorganización obrera y los sindicatos de clase.

Ahora, como siempre, son un conjunto de intereses empresariales y mediáticos los que están detrás de estas algaradas consentidas. Decimos “consentidas” porque es significativo que las distintas delegaciones del Gobierno, tanto del PSOE como del PP, han permitido desde hace años que el fenómeno de la extrema derecha con sus símbolos, saludos y cánticos criminales, pueda expresarse libremente en las calles. Mientras tanto, son centenares los casos de represión contra los movimientos sociales, especialmente contra el antifascista, que se han producido con enorme violencia policial y persecución judicial. Dos varas de medir que marcan claramente de qué lado han estado los partidos que han gobernado nuestro país desde hace 40 años. La paradoja de estos días es que precisamente la violencia de estos grupos está alentada públicamente por “partidos constitucionalistas”, pero también por empresarios mafiosos -que hacen por ejemplo de los desahucios a gente vulnerable su negocio- o de lacayos del ultraliberalismo con disfraz de periodistas que alimentan el juego de la desestabilización.

La amnistía es un recurso legal que utilizan los gobiernos en función de sus intereses, no es algo nuevo. Con el Partido Popular se amnistió a corruptos y defraudadores sin consulta ni programa electoral alguno. Ahora se está negociando un acuerdo de gobierno con esa herramienta, en el contexto de la infame represión que se desató contra las acciones y manifestaciones durante el procés. No vamos a valorar un juego que no es el nuestro, pero sí vamos a denunciar la hipocresía de unos y otros. La clase obrera no está invitada a ese sainete y mucho menos está representada en los actos fascistas de estos días cargadas de rancio elitismo patrio. El veneno del fascismo precisamente lo que pretende es perpetuar a través del odio la injusticia y la explotación. Animamos a nuestra militancia a participar en las movilizaciones antifascistas que se van a desarrollar durante el mes de noviembre en todo el Estado español. Por último señalar que nos parece significativo que este repunte fascista coincida con la ofensiva del Estado de Israel contra Palestina. La política de Netanyahu es una demostración de impunidad y genocidio propia de regímenes fascistas y autoritarios, contrarios a los derechos humanos. Es ese fascismo el que nos quieren imponer globalmente las élites, el de la muerte y la destrucción contra la clase obrera y la dignidad de las personas. La lucha antifascista es la lucha por la libertad. El fascismo avanza si no se le combate. ¡No Pasarán!

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La CGT hace un llamamiento al conjunto de la clase obrera para fortalecer el compromiso antifascista y rechazar públicamente las actividades de grupos de presión ultraderechistas. El fascismo avanza si no se le combate.