La Federacíon Estatal de Sindicatos de la Industria Química solicita la máxima difusión y participación, dentro de lo posible, a los compañeros/as de la Petroquímica de Tarragona, a la Huelga convocada.
A finales del pasado mes de Mayo moría Nono, compañero trabajador en una subcontrata de la industria petroquímica de Tarragona. El accidente que le costó la vida se debió a una fuga de amoniaco en la empresa Carburos Metálicos. Este trágico suceso no es un hecho aislado. La cuestión de la seguridad, o la falta de seguridad de trabajadoras y trabajadores en nuestros puestos de trabajo es un tema recurrente. Un tema del que no se quiere hablar pero que ha dejado, sólo en 2018, más de un millón de accidentes laborales en el Estado Español que han provocado 650 muertos.
No es el primer accidente laboral mortal en esta industria y las trabajadoras y trabajadores del sector somos conscientes de que no será el último. Así, una de las frases más escuchadas en las concentraciones que se sucedieron al conocerse la noticia era “podía haber sido cualquiera de nosotros”. Muchos están planteándose dejar de trabajar en este entorno, otros, la mayoría, no tienen la oportunidad de poder elegir. Es el momento de organizarse.
La respuesta inicial a este suceso fue de carácter espontaneo. Fruto de la desorganización que padece en la actualidad la clase trabajadora y que es una de las causas de los males a los que está sometida. En las concentraciones que surgieron, grupos de trabajadores y trabajadoras comenzaron a unirse en diversas plataformas con un claro contenido antisindical, hartas de años de traiciones y negociaciones a sus espaldas. Estas apelaban a las empresas principales como aliadas para hacer frente a las penosas condiciones que les imponen las contratas.
Las grandes centrales sindicales y sindicatos corporativos en seguida se apresuraron a llamar al orden y a canalizar a través de su representación en los comités de empresa el descontento generalizado. Propuesta que responde a los intereses de la patronal, que por un lado compromete a los trabajadores por aparentar darnos participación, y por otro nos limita los medios llevándonos a legalizar las medidas que la propia patronal acepta implantar. Medidas que son meros paliativos que nunca apuntan a la raíz de los problemas, lo cual supondría cuestionar la propia dinámica interna del actual sistema de explotación. Nada nuevo conociendo sus compromisos para garantizarse los ingresos que permiten mantener sus potentes aparatos burocráticos.
La aparición en este escenario de organizaciones sindicales alternativas fue tardía. Por un lado debido a su falta de inserción en el sector, por otro a la falta de un proyecto estratégico que posibilite un desarrollo organizativo que permita una mayor cohesión interna para hacer frente a los conflictos que surgen allí donde están presentes. Pese a ello, su vinculación a estos espacios organizativos incipientes ha posibilitado una mayor claridad a la hora de enfocar la situación actual: poniendo el foco en las empresas principales y en las políticas de subcontratación como responsables de la división entre trabajadoras y trabajadores. Hecho que nos debilita a la hora de organizarnos para enfrentar el empeoramiento de nuestras condiciones laborales, tanto en lo que se refiere a seguridad como a condiciones económicas, conciliación de vida familiar,… reivindicando la necesidad de un sindicalismo desde los trabajadores/as y para los trabajadores/as y poniendo el énfasis en la necesidad de desarrollar una propuesta organizativa que unifique por abajo lo que las patronales, con el apoyo de la burocracia sindical, separa por arriba.
Años de políticas de delegación por parte del sindicalismo mayoritario y el empeoramiento de las condiciones laborales de los últimos tiempos, con una gran movilidad en las contrataciones y jornadas extenuantes, juegan en contra. Sin embargo, la reivindicación de estas propuestas en las asambleas de trabajadores y trabajadoras que se vienen realizando en las puertas de las empresas tienen una buena aceptación. Sabemos que no es suficiente y que queda un largo camino para desarrollar la capacidad necesaria para hacer frente a unas empresas que son el principal motor económico del territorio. Pero el primer paso está dado. En este 2019 se ha fijado la estrategia a seguir. Ahora nos toca a nosotros, trabajadores y trabajadoras, el ser perseverantes para implementarla y su defensa como una necesidad para la clase obrera ante la falta de perspectivas de futuro a la que nos enfrentamos. Nos va la vida en ello.
Por Manuel Villar. Publicado en la revista 180º del Camp de Tarragona
Tarragona, 31 de Octubre de 2019
Fuente: CGT - FESIQ