La Secretaría de Relaciones Internacionales de CGT exige un trato correcto y la extradición a Italia para la presa antifascista Ilaria Salis, encarcelada en Hungría. Denuncia además la situación en la que se encuentra y la vulneración de derechos fundamentales.
La militante anarquista milanesa Ilaria Salis está encerrada en la prisión de máxima seguridad de Budapest desde hace casi un año, acusada de haber agredido a dos neonazis el pasado 11 de febrero de 2023 en la capital húngara durante el «Día de Honor». Un acto donde se juntan grupos nazis y fascistas que homenajean a Hitler y a los miembros de las Cruces Flechadas (partido pronazi que gobernó el país entre el 1944 y 1945). Un pretexto para neonazis de toda Europa se reúnan y se manifiesten en nombre de un supuesto pasado mítico, en realidad hecho de violencia, racismo e intolerancia. Durante años se han producido agresiones por parte de los convocantes a personas que por distintos motivos no se ajustaban a sus cánones de pureza racial.
Este es el contexto en el que Salis ha sido acusada por las autoridades húngaras de atacar a manifestantes neonazis; también se la acusa de ser miembro de un grupo organizado alemán de activistas cuyo objetivo es atacar a militantes fascistas o de ideología nazi. Sin embargo, sus abogados lo han negado. A la vez que han denunciado las condiciones “inhumanas” y de semi aislamiento en las que se encuentra encarcelada. Hungría ya ha sido condenada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por graves violaciones de los derechos de los presos, violaciones que está sufriendo Ilaria. Roberto Salis, padre de Ilaria escribió hace unas semanas una carta a la primera ministra italiana Giorgia Meloni y a los ministros del Exterior, Antonio Tajani, de Justicia Carlo Nordio y los presidentes de la Cámara y del Senado transalpinos para pedir la intervención del Gobierno ante las «violaciones de derechos humanos» que sufre su hija en prisión, donde se encuentra detenida «en condiciones inhumanas», como ella misma denunció en una carta enviada a sus abogados. Por el momento el Gobierno italiano no ha dado respuesta ni intervenido para preocuparse por las condiciones de una detenida en otro país de la Unión Europea. Salis se arriesga a una pena de hasta 16 años, mucho más severa que la que prevé el código italiano para lesiones «curadas en 5 u 8 días».
Contra el fascismo y su violencia ahora y siempre resistencia
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