Dos actos. Uno, oficial. El que se celebraba dentro del puerto. Bajo la carpa blanca de las autoridades, la grada con invitaciones y el público, que tras una reja, observaba voluntariamente el evento. Lleno de banderas rojas y gualdas, de corbatas, chaquetas e insignias. Reina y alcaldesa. Fuera, una celebración más canalla. La presidída por una tela tricolor que ondeaba por encima de la valla que separa el paseo de Canalejas del muelle. Gritos, vítores y protestas. Rondaban las doce, las intenciones eran evidentes.
Decenas de personas, alrededor de ochenta, cargaban contra la Monarquía, el Gobierno, la Junta y el Ayuntamiento. “Juan Carlos, Sofía, la olla está vacía”. Las gargantas pertenecían a los colectivos más desafortunados de Cádiz: Delphi, Desempleados, baratilleros… Recordaban que la situación no estaba para fiestas. Y menos elitistas.
Decenas de personas, alrededor de ochenta, cargaban contra la Monarquía, el Gobierno, la Junta y el Ayuntamiento. “Juan Carlos, Sofía, la olla está vacía”. Las gargantas pertenecían a los colectivos más desafortunados de Cádiz: Delphi, Desempleados, baratilleros… Recordaban que la situación no estaba para fiestas. Y menos elitistas. Autobuses y un enorme despliegue de seguridad daban cuenta de ello.
“Cádiz se muere y tú de cachondeo”. “Junta Andalucía, junta de ladrones”. Apoyadas sobre la verja, tres mujeres divagaban sobre el contexto que atraviesa la ciudad. Una se quejaba porque ya no le queda paga ni ayuda. Otra por un despido tras años de trabajo en el que no tenía ni contrato. La última, que pertenecía a Delphi, por tantas promesas incumplidas. Tan molestas con Teófila Martínez como con Sofía de Grecia. “Lo que aquí ocurre es de vergüenza”, decían mientras señalaban a los que gritaban “viva España”.
“Esto, esto, sí que es una chirigota”, repetían los otros manifestantes. Dentro, en el acto oficial, disparaban con escopetas al aire.
Fuente: Comunicacion CGT Andalucía