Un amanecer frío, oscuro y triste, tras horas caminando a la interperie, centenares de personas se lanzaron al mar para alcanzar la orilla que anhelabana bordeando el espigón que separa Ceuta de Marruecos.
Quienes tenían que velar por su seguridad y socorrerles estando en el agua, les recibieron con gases lacrimógenos, pelotas de coma y salvas detonadoras.
Alrededor de las 7:40 a.m. arrebataron la vida de, al menos, 14 jóvenes y devolvieron en caliente a otros 23.
Esta evitable tragedia ocurrió el 6 de febrero de 2014 en la pedregosa arena de la playa ceutí de Tarajal. Una de las vulneraciones de derechos humanos más flagrante y grave de la historia de la Frontera Sur.
Un punto de inflexión en la historia migratoria del Estado, que definió la política del gobierno en la materia y que, a día de hoy, sigue impune.
Porque hubo un antes, Un TARAJAL y un después.